Los mosquitos, tábanos, avispas, garrapatas y moscas tienden a estropear buenos momentos, en la playa o en el campo, en lugares remotos, en la orilla del agua, en los bosques, en caminatas, en la pesca, en la practica de deportes, incluso en casa en el jardín o alrededor de una barbacoa.

Con la llegada de las fechas más cálidas del año o los viajes en busca del sol, ya vayamos a la playa o la montaña, tenemos que ser conscientes de la importancia de preparar nuestra piel para las radiaciones solares. Es importante saber que una exposición directa al sol puede acarrear consecuencias perjudiciales para nuestra piel, por lo que se aconseja preparala previamente para que los rayos solares no resulten tan agresivos en nuestra dermis.

El sol es muy beneficioso por su efecto positivo sobre nuestro carácter, y permite la síntesis de la vitamina D (beneficioso para los huesos, los músculos, el sistema inmunológico...). Pero también tiene efectos dañinos: los rayos UVB causan quemaduras solares, los rayos UVA pueden promover el cáncer y acelerar el envejecimiento de la piel.

Los índices de protección se agrupan en categorías (protección baja, media, alta y muy alta). Es su tipo de piel y su exposición lo que determina qué categoría elegir.